Sordera y defectos de audición: prevención y tratamientos
La pérdida de capacidad auditiva es un problema que afecta cada vez a
más personas. No hay más que ver cómo proliferan en nuestras ciudades
los establecimientos que tratan los problemas de audición, incluso el
empeño de las campañas publicitarias para que tengamos más en cuenta una
afección que en muchos casos puede ser tratada. Según la OMS, unos 275 millones de personas en el mundo padecen defectos de audición, entre ellos la sordera, y la mitad de los casos podrían prevenirse con una atención primaria adecuada.
Tipos de sordera
Si bien se suele denominar sordera a cualquier defecto de audición,
hay que aclarar que la sordera se refiere únicamente a aquellos casos en
los que la pérdida de audición es total, mientras que otros defectos de
audición pueden presentar pérdida parcial.
Si el problema que produce la sordera se encuentra en el oído externo o medio se habla de una sordera conductiva y generalmente tiene fácil tratamiento.
Si por el contrario, el problema se produce en el oído interno, se
habla de una sordera neurosensorial que suele ser permanente.
En cualquier caso los defectos de audición deben ser considerados en
toda su amplitud, ya que no se trata únicamente del problema físico,
sino que el aislamiento al que se somete la personada aquejada de
sordera puede llevarle a sufrir determinados trastornos psicológicos.
Causas de la sordera
Las causas que producen sordera son muy variadas y proceden de varios ámbitos. Pueden ser causas tanto genéticas como ambientales. En efecto, muchos casos de sordera son hereditarios o se producen por un problema durante el parto, como partos prematuros, asfixia o enfermedades de la madre durante el embarazo.
Algunas enfermedades sufridas en la infancia, como la meningitis o el
sarampión también pueden producir pérdidas de audición, por lo que la
atención médica en la infancia se hace fundamental.
Otras causas de la sordera pueden ser las infecciones crónicas de
oído, reacción a algún antibiótico o un traumatismo craneoencefálico. El
ruido excesivo, bien sea por escuchar música demasiado alta, o a
consecuencia de trabajar en un entorno ruidoso con máquinas puede mermar
considerablemente la capacidad auditiva. Pero una de las causas más
frecuente de la sordera es el envejecimiento.
Prevención y tratamiento de la sordera
La mitad de los casos de defectos de audición pueden prevenirse siguiendo unas estrategias adecuadas.
La vacunación a los niños contra enfermedades como la meningitis, el
sarampión y la rubéola, así como realizar exámenes de detección durante
el embarazo deberían cumplirse en todos los casos y condiciones.
Sería adecuada una legislación más específica en cuestión de
prevención de riesgos laborales para impedir que los trabajadores pasen
mucho tiempo expuestos a un nivel de ruido perjudicial para la salud. Y a
nivel de atención primaria se hace necesaria una mayor información al
paciente sobre los hábitos higiénicos adecuados para mantener la capacidad auditiva.
Los tratamientos para la sordera varían en función de la causa que la
haya producido. Algunos casos pueden necesitar una intervención
quirúrgica, pero en muchas ocasiones hay que recurrir a implantes cocleares o audífonos.
En cualquier caso conviene recordar que una detección precoz de un
problema auditivo puede evitar muchas complicaciones en el futuro.
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